martes, 8 de diciembre de 2009

Los sustitutos

¿Dónde cuelgo este comentario?. No creas que es una pregunta tan simple. Por si no lo sabes tengo tres blogs, cada uno dedicado a los temas que actualmente más me intresan. A saber:

- HAL 9000 (ciencia ficción)
- PsiVi (psicología virtual, mundos virtuales, Second Life)
- Psicología y Cine (pues eso, no hace falta que lo explique)

Está claro que podría hablar de "Los Sustitutos" en cualquiera de los tres. Es un thriller de ciencia ficción, en el que podemos estudiar la psicología de sus personajes viendo por qué se aferran tan fuertemente a la tecnología para desarrollar un tipo de conducta que para ellos se ha convertido en normal. Curiosamente esa tecnología es algo muy parecido a un mundo virtual en el que las personas viven a través de unos robots que manejan sin salir de casa.

Al final me decidí a hacerlo en PsiVi por que la relación con los mundos virtuales me parece la más fuerte. Además, en alguna reunión del grupo de Psicología Virtual hemos comentado la película, incluso proyectando un trailer.



Y es que desde la óptica de los usuarios de Second Life se encuentran muchos puntos en común con "Los sustitutos". Por si hay alguien que aún no lo sabe, Second Life es un mundo auténticamente virtual creado por la empresa Linden Lab. Y digo lo de auténticamente porque el mundo que imaginó Robert Venditti en la novela (Surrogates) en que se basa la película no lo es. No es virtual, es totalmente… analógico. Es el mismo mundo real en el que salimos a vivir mediante robots.



Por si te interesa mi punto de vista te diré que entiendo eso como base de la historia literaria, como argumento necesario si quieres. Pero dada la tecnología que se supone que emplean… ¿por qué seguir basándose en el mundo real?, ¿por qué no crear uno auténticamente virtual?. Una especie de Matrix para entendernos. Las ventajas serían obvias. En un mundo auténticamente virtual tu sustituto podría correr, saltar, volar sin alas, bucear a pulmón, cambiar de aspecto, de edad, de sexo sin coste alguno. En todas tus aventuras no tendrías que preocuparte si te chocas con el coche o te estrellas con el avión. Como dice mi amiga Fiamma “son sólo píxeles”, aunque ella se refiere a aspectos más divertidos de nuestra existencia, real o virtual.

Bien es verdad que para que esto fuese así, como yo digo, sería necesario que absolutamente todos nos pasásemos al mundo virtual. Si eso no es así, si hay gente que aún quiere experimentar las sensaciones con su propio cuerpo, entonces hay que buscar la manera de que coexistan ambas opciones, que es entonces el mundo que nos presenta Venditti en su novela.



Lo cierto es que, de una manera u otra, la existencia virtual marca y es adictiva. Puedes ser como siempre quisiste ser y atreverte a hacer las cosas que de manera normal no haces. Eso hace que cada vez te sientas más identificado con tu “yo” artificial y tiendas a pasar cada vez más tiempo con tu “alter ego”.

La película nos plantea un dilema moral ¿debemos dejar que las personas se degraden físicamente a base de no utilizar su propio cuerpo?. Ellos evidentemente son conscientes de lo que están haciendo y quieren seguir así, entonces ¿tiene alguien autoridad moral para impedírselo?.

Bruce Willis le dice en un momento a su mujer, a su robot, que añora a la mujer que quiere y ella le contesta que esa mujer en realidad es como ahora la ve, no la de carne y hueso que está en casa conectada a la máquina.

En la película vemos que la mujer real está muy estropeada y que en más o menos medida eso le pasa a todos los usuarios de los sustitutos. Pero si la tecnología les permite tener el aspecto cara a la galería que ellos desean y hacer las cosas que les gusta, si no hacen daño a nadie, sólo a ellos… ¿quién puede o debe impedir que eso siga así?.



El film, igual que los anuncios de la Dirección General de Tráfico respecto a la velocidad o del Ministerio de Sanidad respecto al tabaco, nos informa de la situación que se podría generar en un futuro cercano si se generalizase el uso de la tecnología virtual en las actividades más habituales de nuestra vida. Quizás pueda parecer algo lejano, de ciencia ficción, pero los usuarios de entornos como Second Life nos sentimos muchas veces identificados con la problemática que se nos presenta en la película. De hecho hay muchos puntos en común e incluso en SL se vive en un entorno virtual con más posibilidades que en “Los sustitutos”.

En las reuniones que de vez en cuando tenemos en la sede del grupo Psicología Virtual, hemos hablado extensamente de los cambios de conducta que se producen en entornos virtuales como Second Life y en las posibilidades de adicción que se generan.

En general, el estar solos delante del ordenador cuando interactuamos con otras personas por medio de un programa informático, hace que nos sintamos más protegidos y seamos más atrevidos, variando en muchas ocasiones nuestra conducta virtual respecto a la real. A estos factores se le une en muchas ocasiones el anonimato y la sensación de impunidad de nuestras acciones. Esta falta de “vergüenza”, el no tener que “rendir cuentas de nuestras acciones” no tener que “dar explicaciones a nadie” hace que esa conducta virtual sea en ocasiones muy adictiva, con lo que variación de conducta y adicción quedan explicados en uno por el otro.



De una manera similar, los personajes de “Los sustitutos” se han acostumbrado a interactuar por medio de sus robots sin abandonar el seguro entorno de su casa. En teoría su identidad no es anónima pero en la práctica vemos que puede cambiar, igual que su aspecto físico y su conducta al usar esta tecnología. Todo ello nos acerca a los problemas que hemos estado hablando y al dilema moral de qué cambios debemos admitir y dónde debemos situar el límite de ese cambio.



Lo que sí es cierto es que todas estas circunstancias no nos deben asustar. Los entornos virtuales en particular y las nuevas tecnologías en general, nos ofrecen unas posibilidades de desarrollo impensables hasta ahora. En nuestra vida cotidiana nos tenemos que acostumbrar a que temas como nuestro aspecto físico, la distancia o nuestros miedos no sean obstáculo para llevar una vida social satisfactoria, teniendo en cuenta que el entorno real y el virtual pueden ser absolutamente complementarios y es necesario que aprendamos a manejarnos adecuadamente en los dos.



En resumen, “Los sustitutos” es una interesante película que nos debe de dar mucho que pensar, sobre todo por el hecho de que el futuro que retrata, de una manera u otra, no está tan lejano como puede parecer.

Saludos,



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